La elección de grupo no
pareció ser la mejor, utilizar a Damián Álvarez en lugar de Luis Quiñones deja
dudas de si fue la mejor opción.
Tigres cambió la fase de
ataque, el dibujo táctico habitual era 4-3-3 pero ahora vemos un 4-4-2, lo que
resta una opción de pase para Guido Pizarro en la salida. Ayer eso pareció
perjudicar, pero ojalá se encuentre una opción para revertir esa situación.
Cuando se intentaba salir
jugando, los volantes centrales y extremos estaban marcados, la opción más
segura era volver hacia atrás para iniciar de nuevo, puesto que lanzar de
manera frontal hacia los delanteros era dividir, y seguramente se perdería ahí
contra Leiton Jiménez o Barreiro.
Los laterales sobraban en
ciertas fases del juego, es por ello que se optaba por liberarles de esta
función y adelantarlos para crear una línea de cuatro mediocampistas junto a
Pizarro y Dueñas, creando el ataque posicional en 2-4-4, que facilitaba tener
más jugadores por delante de la línea de la pelota, además de tener jugadores
en campo rival para tratar de recuperar ahí, sin olvidar defender con Juninho y
Ayala sobre el 9 de Atlas.
Cuando los laterales
subían a interiorizar su juego, no estaban pegados a las bandas, tratan de
acortar las distancias laterales (con los volantes centrales).
Durante algunos momentos
del juego, Tigres tenía la pelota de frente al arco, pero había jugadores muy
alejados, a veces todos buscaban ir hacia adentro en lugar de abrir la cancha
para generar carriles entre los centrales y laterales y que ahí entre un
lateral nuestro o un interior, además de que el doble 9 no se distribuía bien
las zonas de la delantera, y se desaprovechaban espacios a la espalda del doble
5 de Atlas.
El 4-4-2 tiene cosas
buenas, como el tener dentro del área una buena distribución de jugadores,
siempre y cuando las jugadas vengan desde las bandas, ya sea con centros o con
pases rasos, o diagonales para un desmarque hacia atrás.
La entrada de Lucas
Zelarayán desconcertó a muchos, pero tiene una explicación: Rafael Márquez
estaba siendo el mejor jugador de Atlas, recuperaba y distribuía por todo el
campo, porque no tenía una referencia de marca. Ni Gignac, Dueñas o Pizarro
podían tomarlo porque perdían mucho de sus principales función, entonces lo que
se intentó con Zelarayán fue que Márquez tuviera que marcar sí o sí como
contención a Lucas, esto provocó que el extremo derecho quedara técnicamente
libre, pero era una zona donde caía Sosa e incluso la ocupaba también Jiménez
puesto que pocas veces tenía a quien marcar durante ese lapso del juego por lo
atrás que estaba Atlas. Más allá de si agradó o no, el objetivo principal de
desactivar la libertad de Márquez funcionó.
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